7 may 2010

Los sueños regresivos

Hace algunos años la inquietud de llevar a cabo un proyecto del establecimiento de una Cafetería me acercó a exposiciones y eventos que me orientaron en la materia.
Mi gusto por un buen espresso y el concepto de entregarlo como toda una experiencia al cliente, me fue empujando hacia la cristalización de tal idea, luego recopilando información de proveedores, alternativas de café de excelencia a diferentes presupuestos, mobiliario y posibles ubicaciones, llegué a una conclusión poco estimulante, no tenía la inversión que estimaba necesaria para arrancar el proyecto.
Además los tiempos desde la perspectiva económica no estaban para apostar todos los huevos en una sola canasta, en aquel momento de mi presente decidí abandonar toda intención.

Sin embargo los sueños que uno deja atrás son los mismos que con el paso del tiempo crecen y se nos enfrentan al paso, los imagino como círculos regresivos que nos arrastran a su órbita provistos de la energía y recursos que se acumulan en nuestra voluntad.



Me gusta conferirle a los sueños las mismas cualidades de conservación que a la materia ante las reacciones, no se crean ni destruyen sólo se transforman. Mi proyecto de Café con el tiempo se transformó en un Café Toscana descrito a detalle en su decoración, funcionamiento y puesta en marcha, sólo que de manera virtual a través de las palabras que construyeron una trama que me ha regalado el título de escritora, contadora de historias y uno que en particular me agrada: “artesana de las palabras”.



Debo reconocer que la órbita impulsada por la energía que un nuevo despertar ha provocado en los últimos tiempos en mi vida, se me presenta de nuevo como una regresión, como una aventura increíble que ignoro si podrá ser cumplida, pero como ya se sabe, a veces es más emocionante el camino andado que el destino final.
La inquietud surge de nuevo después de haber compartido unas líneas con Roberto, otro lector que me transmitió vía electrónica la experiencia que produjo en él una visita en mi Café Toscana:

“He leído su fascinante libro de "Café Toscana" y de verdad me ha gustado, la felicito, me hizo recordar pasajes de un proyecto similar que llevé a cabo hace 5 años y reviví con su libro momentos de alegría y de sueño otra vez. Me gustaría visitar su café, ¿podría darme la dirección?”

No es la primera vez que alguien me pregunta la ubicación del Toscana, ¿será que no dista mucho de convertirse en realidad?
A partir de un intercambio epistolar, conocí la historia del proyecto que Roberto vivió, con mayor detalle , curioso que a él se le hayan removido los recuerdos de un “Le Grand Café” del pasado y a mí al leerle se me hayan removido los recuerdos de un “Café Toscana” del futuro.