Cerrar el ciclo del 2011, dejando en la útlima parada a las personas y situaciones que debían salir de mi vida en este momento, fue un ritual de provecho.
Hoy me siento con una vitalidad y entusiasmo increíbles, con la esperanza fortalecida, porque creer está en mi esencia y eso es alguien que nadie podrá quitarme nunca.
No hablo de los propósitos de año nuevo, porque mi propósito lo descubrí hace unos años en la maravilla de escribir, sino de las intenciones que ese propósito ha impulsado en mi panorama a corto plazo.
Desde ayer empecé a sentir la emoción que se saborea cuando llega la inspiración, cuando la voluntad se emociona con ganas de concretar, armar, dimensionar, buscar, conquistar pero sobre todo, se compromete con uno mismo.
¡Gracias al Universo por todos los regalos que desde ahora sé, me serán concedidos en 2012!
¡Gracias Vida! ¡Te amo Vida!
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