Hace exactamente un año recuerdo que a esta hora estaba en los preparativos de una cena que sería inolvidable por muchas razones.
Hay momentos especiales que nos brinda la secuencia de nuestros tiempos en los que no tenemos ninguna idea de cuál será el suceso por venir.
La familia de siempre completa, mi nueva familia completa también, algunos invitados más que me llenaba de placer poder convidar en una fecha tan importante.
Nos divertimos como nunca, es cierto que algunos eventos que cambiaron mi vida ajustaban mis circunstancias pero casi no lo resentí, porque estaban a mi lado todas las personas que quería conmigo, las que sí podían estar.
Cantamos desafinando hasta que la voz se puso ronca, y algunos imploraron que otros dejaran el micrófono.
Hubo dominó, intercambios divertidos y las pláticas de sobremesa, haciendo el recuento de los "años".
La cena se prolongó hasta la madrugada, y cuando despedí a todos los invitados y me fui a descansar me sentía feliz, estaba deseosa de iniciar un año nuevo que con seguridad me traería muchas sorpresas.
Y así fue, el año nuevo me llevó a viajes inesperados,encuentros y reencuentros que alentaron la fe en mis sueños.
Sin embargo a mi regresar se rompió el encanto de las sorpresas, perdí a mi padre en aquellos días que llaman santos. El último día que pasé con él, el cual ignoraba sería nuestra despedida, no me alejé ni un momento de su compañía, no fue lo normal, porque en las reuniones se platica con todos pero ese día en especial, sólo platiqué con él, intentando descifrar el mundo y la realidad que me describía, al que se estaba escapando lentamente desde hacía meses.
Este año tuve ilusiones que volvieron a romperse, aún no ha llegado lo que estoy esperando pero sé que pronto debe venir. No conozco ni el lugar, ni el momento, ni las palabras, ni las personas, pero quiero creer que este año las cosas cambiarán y finalmente empezarán a ocurrir los recuerdos de mi futuro, los que decidí recordar desde hoy.
La cena de esta noche será difícil, la Navidad siempre es nostálgica y si alguien se acordaba de los que se nos habían adelantado era mi papá, el ya no está más y no hay modo de cambiarlo.
Hoy no está la familia de siempre completa, algunos se fueron de viaje para no recordar la Navidad inolvidable del 2008. Hoy tampoco está completa mi familia nueva, es algo con lo que debo aprender a vivir.
Este año también valió la pena por muchas razones, porque mis verdaderos amigos siguieron cerca de mí; porque aunque el proyecto crece poco a poco sigue creciendo, mi Café Toscana nunca me defrauda; porque también hice cosas nuevas que me han permitido idear nuevos proyectos y conocer valiosas personas, la docencia era una veta que no había explotado y me ha dejado mucha riqueza personal.
Gracias a todos mis amigos por su apoyo como siempre, y citando las palabras de los agradecimientos de mi primera edición de Café Toscana, desde aquí les envío un gran abrazo con mucho cariño:
"Gracias a mis mejores amigas por ser la taza de café que muchas veces he necesitado para depertar y pensar con claridad.
A todos mis amigos, viejos y nuevos por mostrarme que la amistad es como la red que le impide al equilibrista caer al vacío cuando da un paso en falso. Por demostrarme la importancia de contar con ese soporte capaz de detenerte una y otra vez en cada caída, recordando que siempre estarán allí cuando los necesite. Gracias por no dejarme caer y ayudarme a levantar, estaré de pie otra vez."
Feliz Navidad y que 2010 sea un muy buen año para todos.