10 ene 2010

Unos segundos de diferencia

He escuchado muchas historia de ángeles que se acercan a ayudar a los mortales que vivimos en este mundo al margen de sus sutileza. Alguien un día me contó de la presencia de una luz cálida, lo que ella atribuyó a un ángel, y lo cual le permitió emerger de un terrible estado de depresión y soledad. Cuando escucho las historias que las personas me comparten, no acostumbro descartar sus argumentos aunque puedan sonar distantes de la realidad y en lugar de ello busco asumir su misma perspectiva para tratar de entender sus sentimientos con empatía, y en aquel caso a la vez con mucha curiosidad.
Es cierto que en algunos momentos difíciles me hubiera fascinado tener un encuentro similar, pero la verdad es que no fue así, hasta el día de ayer. El formato difiere de aquel resplandor sin embargo no del sentimiento de protección descrito por aquella persona.
Unos segundos y centímetros lograron hacer la diferencia entre continuar mi vida como había sido hasta ayer o lidiar con las consecuencias fatales de un grave accidente automovilístico.
Fueron unos segundos extra los que me retuvieron en la casa de mi madre, ya dispuesta en el carro y hasta que nos despedimos nuevamente. Luego al incorporarme a la avenida cuando mi habitual maniobra de buscar el carril para dar la vuelta hacia la derecha se demoró por la lluvia que momentos después ocasionó el accidente.
Unos metros más adelante ante el pavimento húmedo, llegué hasta un tramo de la avenida en el cual nunca he podido entender la causa por la que se originan tantos accidentes, existe un letrero para disminuir la velocidad el cual pocos respetan, aunque ante la tormenta no podía pasar desapercibido para mí.
El conductor que perdió el control delante de mí se deslizó inexplicablemente desde el carril de alta velocidad hasta el de baja dos carriles a la derecha, impactándose así contra una malla ciclónica que circunda el "Vaso de Cristo", un gran depósito regulador de aguas residuales que desembocan desde el río de los Remedios, e imagino que para no caer al fondo volvió a maniobrar con un volantazo hacia la izquierda lo cual hizo que su auto patinara como un trompo, que ante mi sorpresa aún a pesar de evadirlo al cambiar de carril y frenar a fondo seguía dirigiéndose hacia mi auto.
El auto amenazaba terminar su trayectoria al estrellarse de frente con el mío. De pronto así como pasa en las películas, en las que nos resistimos a creer tanta suerte, aquel auto se detuvo a centímetros del mío. Por la inercia de la acción de frenado no podía asegurar si había recibido algún impacto o simplemente se había sentido el efecto de frenado súbito.
Mis hijos estaban distraídos creo, porque no alcanzaron a dimensionar la magnitud del peligro al que estuvimos expuestos. Escuché solamente sus frases de preocupación por las personas que venían dentro de aquel vehículo que estuvo a punto de impactarse con nosotros.
Bajé con la lluvia tupida, me di cuenta que mi auto no tenía ningún daño, pude ver que las personas en el otro estaban desorientadas pero ninguna mostraba heridas y no podría asegurar si el conductor estaba ebrio pero sí me pareció que reaccionó de manera errática. Opté por subir de vuelta y conducir lentamente hasta mi casa.
Es curioso que la película que había un visto un rato antes "Seven Pounds" (Siete almas) con Will Smith, involucraba el hecho de un accidente en la trama y me impresionó mucho. También es muy curioso que mientras vi la película me pareció de reojo ver una sombra por la ventana, como la de un ave, pero de gran tamaño, que nadie más percibió y por ello no le di mucha importancia.
Son incidentes peculiares pero la verdad de las cosas es que mi vida pudo haber cambiado significativamente en ese incidente y todo lo sucedido ayer me hace reflexionar. Señales, coincidencias, ecos de situaciones que me remiten a la historia que estoy escribiendo y a punto de concluir desde hace tiempo, que se llama "Sonidos bajo el agua" en la que un accidente ocurre a consecuencia de la lluvia.
O tal vez no son ni señales ni coincidencias sino simplemente la sucesión de hechos que transcurren a lo largo de nuestra vida que sólo si buscamos "conectar los puntos"" recibirán una explicación lógica con el paso del tiempo.
Prefiero creer que hay alguien cuidándome, porque no es la primera vez que unos segundos o un momento me alejan de un destino distinto, pero esa es otra historia...
Por lo pronto me quedo con esta idea y con el compromiso de decir "GRACIAS" a mi ángel o ángeles, son muchas las razones que me siguen llevando a conectar los puntos.

5 ene 2010

Carta a los Reyes Magos

No pierdo nunca la ilusión de soñar, y hoy recordando uno de los días más felices de mi niñez creo que no debo perder la oportunidad de mandar mi carta a los Reyes Magos.
La fantasía envuelta detrás de esta maravillosa ilusión fue un elemento definitivo para crear mi hábito de soñar y creer en la posibilidad de materializar los sueños.
Es cierto que hace muchos años no escribía mis peticiones, pero tengo la extraña idea que esta noche, en este año, uno de esos increíbles Reyes Magos está ansioso por escuchar mi lista de deseos. Es el Rey Mago de los ojos verde mar, que con su cabello blanco plateado y espléndida sonrisa generosa me hace pensar que sí se cumplirán mis deseos.
De corazón he querido portarme bien, he tratado de ser buena persona en todos sentidos y he intentado ser una buena escritora pero sé que debo aplicarme mucho más. Y espero que el balance arroje un saldo positivo para poder ver así ir cumpliéndose cada uno de mis deseos en los próximos meses, no voy a decir años pero sé que debo ser paciente.

1. Un "Café Toscana" versión de lujo en región 4 y otras de ser posible (con todo lo que ello implica ;-)


2. Un "Sonidos bajo el Agua" (por lo menos la primera edición)


3. Un paquete de oportunidades (con instrucciones para elegir las más adecuadas)



4. Un muñeco de acción (no se malinterprete la descripción, bien podríamos decir un hombre, pero en esto de la lista de Reyes como que no cuadra) que tenga una mirada dulce, sonrisa de niño e incluya la versión musical de "Nada de nada" con dedicatoria personal


5. Una o dos rosas color salmón de vez en cuando.


6. Sorpresas, agradables desde luego.

7. Un viaje al otro lado del océano.

Tal vez sean ya demasiadas cosas pero para los Reyes Magos no hay límites, por lo cual pido también que no me falte la capacidad de soñar, ni las ganas de vivir y conquistar mis proyectos con pasión, y al hacerlo descifrar el sentido y propósito que en esta vida me ha tocado descubrir.


Si bien me extralimité para variar en cuanto al romanticismo de este post, cabe mencionar entonces que no encontré vehículo más adecuado para enviar mis peticiones al universo y que al igual que los globos se llevan las cartas de los pequeños al cielo, tal vez este post desaparezca después de ser absorbido por la energía mágica de las oportunidades exponenciales que nos brinda la red, cual globo internético.