Hace años que no escribía en este espacio y lamento no haber encontrado el tiempo de hacerlo.
La vida transcurre en un santiamén y a menudo nos olvidamos de hacer las cosas que más placer nos brindan. Decidí que en este espacio hablaría más de cualquier reflexión o de los pensamientos personales, dejando a mis otros blogs apegarse más a una línea un tanto más formal y ligada al sustento de la historia de cada una de mis novelas publicadas, sin embargo es difícil separar una cosa de la otra y más me he dedicado a compartir en el perfil público de Facebook lo que tal vez debería haber continuado compartiendo aquí.
Aunque la buena noticia es que escribir se convirtió en una magia que me ha cautivado y aún no he encontrado un día en el que me haya faltado el tema o tópico sobre de los cuales hacerlo, agradezco profundamente que la inspiración no me falle, sea para escribir historias, reflexiones o comunicados y documentos de negocio cuando debo de hacerlo en horario de oficina.
Es cierto que lo que a veces no me alcanza es el tiempo, pues una escritora como yo, que también es mamá, cocinera, chofer, proveedora de sustento y de sueños, a menudo no encuentra tiempo suficiente para escribir todo lo que quisiera, ni en todos los espacios en donde quisiera (incluido éste).
Acompañado de una disculpa va mi compromiso de no dejar que mis palabras vuelvan a faltar por tanto tiempo en estos muros, esperando que haya siempre ojos dispuestos a leerlas.
La inspiración no me ha fallado, insisto en que me siento muy agradecida y privilegiada por ello, aunque en mi caso sí existe un recurso muy valioso para hacer que las palabras se aceiten y afloren con un ritmo fluido y constante: la música.
Para escribir escenas dramáticas no puedo escuchar música de fondo que no me transmita ese sentimiento, En muchas ocasiones he recurrido a melodías como las de la exposición de Ashes and Snow de Gregory Colbert (que además están ligadas con recuerdos entrañables para mí, pues alguien muy amado estuvo a mi lado cuando tuve oportunidad de asistir a tal exposición), que encierran un concepto que envolvió todos mis sentimientos con una sensación sobrecogedora. En varias ocasiones para escribir algunas de las líneas más profundas en mi novela Sonidos bajo el agua recurrí a la siguiente canción The absence of time/ Lisa Gerrard:
Por otra parte, para escribir mi novela Café Toscana una compañía fue una de mis favoritas por siempre La Maison/ Gabin
Aunque si de inspiración pura vamos a hablar, en mi caso, la producción de Christophe Goze es una fuente inagotable de combustible para soñar, enamorarse, escribir y escribir. Me tomó por sorpresa con su último track We'll meet again, mientras escribo actualmente Bóveda azul cobalto, historia que habla de dos personajes que se pierden y vuelven a encontrarse a través del tiempo, que además se sitúa en una parte de la misma en Buenos Aires, fíjense en el bandoneón que se incorpora en la segunda parte de la melodía. ¡Increíble! es como si la historia llamara a su soundtrack inspiracional
O qué tal esta pieza, que es la más sutil expresión de la ternura Cielo/ Christophe Goze, el tema de amor para Mia y Diego
En fin, ya les he compartido un poco de lo que a mí me mueve para traducir esos sentimientos y sensaciones en palabras, esa música que me hace soñar me permite escribir y realmente espero que esas palabras que escribo, les permitan soñar a ustedes también.
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