11 oct 2009
Pensamientos frente al mar
El mar me sigue llamando y cada vez que lo encuentro me dice cosas distintas, me hace ver el mundo de otro modo. Me cuenta historias de mi pasado que había olvidado, los surcos que voy haciendo en la arena húmeda se borran con la ola más ligera, diciéndole a mis sentidos que no importa nada más que volver a intentarlo.
Cada ola es el lapso del cual dispongo para escribir una nueva frase, para volverme a equivocar y sonreirle a la puesta de sol.
Quiero que la marea se lleve los restos de la tormenta, pero no es así, cuando vuelve la calma, regresan a la orilla del mar y no sé qué hacer con ellos...
Tal vez deba construir una fogata e incinerarlos de una vez, sin embargo la madera mojada no prende, dejaré pasar más tiempo para que una chispa baste consumiéndolos hasta el fin.
Sólo quiero flotar en el mar, no voy a nadar más contracorriente, escribiré mil palabras al viento y las veré caer con la lluvia acompañada de rayos estruendosos que ya no me asustarán más, luego me sentaré a esperar el alba que siempre llega, y con un espresso en la mano contemplaré el amanecer que siempre quise beberme, sola y a mi salud.
Cada instante, cada ola, cada nuevo comienzo, es una oportunidad de escuchar los susurros del corazón: "Costa del Sol" por Christophe Goze
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
5 comentarios:
Querida Susana
Tu post me ha tocado muy cerca; tengo una especial fascinación en el mar.
Un beso con añoranza del mar
"Desde niña su mayor anhelo fue conocer el mar. [...] Durante una semana se dedicó a mirar el ir y venir de las olas, llenando sus pulmones con el olor a mar y a sal; pasó horas enteras contemplando el vasto océano, intentando adivinar los secretos guardados en sus profundidades, con la infantil ilusión de que alguno fuese arrastrado por las olas hasta la playa. Pero nada extraordinario sucedió y la chica sufrió una gran desilusión; aquel primer acercamiento al objeto de sus deseos no resultó lo que ella esperaba. Al regresar a casa, su padre le preguntó qué le había parecido el mar y su respuesta fue contundente: "no se parece al mar de mis sueños"
Esto es parte de un largo choro que escribí sobre el tema
http://escribidoresyliteraturos.blogspot.com/2009/09/olor-mar.htm
Mi querida Marichuy:
A pesar de mis ausencias en estos espacios, por muchas razones, cada vez que regreso eres la primera "voz" que escucho en los comentarios, gracias por seguirme de cerca, ya pronto habremos de encontrar un tiempo para platicar con un buen espresso y los sueños al lado.
Un beso
La mar, sólo la mar.
Sin la mar, sin la brisa, sin el aire salitroso, sin sus olores y colores, algunos nos marchitaríamos irremisiblemente.
Como un día sin café ;)
Un abrazo, Susana.
Mi querdo Fernando,
Qué agonía más terrible sin café, sin mar... Pero la simple idea de algunos cafés que me he bebido en el mar me hace sonreir.
Con cariño
Publicar un comentario